¿Quién muere? presenta una manera de entender el proceso de morir desarrollado por Stephen Levine. El libro invita a contemplar directamente “lo que es” con claridad, sin emitir juicios. Quita al melodrama llamado “muerte” su temible potencia y reemplaza el miedo por una comprensión tranquila, sencilla y compasiva.
Transcribo uno de los mejores pasajes del libro:
Un monje budista nos relata lo siguiente “Fui a un parque y vi unas cataratas enormes. La más alta mide unos 400 metros, y desde esta altura el agua cae como si fuera un telón arrojado desde la cima de la montaña. Contrariamente a lo que podría pensarse, no da la impresión de gran velocidad; parece que cayera muy lentamente debido a la distancia. Además, no cae en un único chorro, sino en muchos chorritos diminutos. Desde lejos parece un telón. Y a mi se me ocurrió que seguramente es una experiencia muy penosa para cada gotita bajar desde una montaña tan alta. Al agua le lleva tiempo, mucho tiempo, llegar a la base de la catarata.
Entonces me dije que nuestra vida puede ser como esto. Vivimos muchos momentos penosos en nuestra existencia, pero al mismo tiempo pensé que el agua del río originalmente no venia separada, sino que era un solo río. Solo cuando esta separada tiene dificultad para caer. Es como si el agua no sintiera [que esta separada] cuando forma un único río. Solo cuando se divide en muchas gotas puede comenzar a tener o expresar algún sentimiento separado.
Antes de nacer no teníamos esa clase sentimientos: éramos uno con el universo. Cuando el nacimiento nos separa de esa unidad, como el agua de la catarata se separa debido al viento y las piedras, comenzamos a tener esos sentimientos. Y estos nos crean dificultades. Nos apegamos al sentimiento sin saber de donde nace. Si nos damos cuenta que formamos un todo con el río o con el universo, sentimos miedo. Separa o no en gotitas el agua es agua. Nuestra vida y nuestra muerte son la misma cosa.
Cuando comprendemos esto, ya no le tenemos mas miedo a la muerte, y no hallamos dificultades en nuestra vida ya que sabemos que todas las gotitas de la catarata vuelven si o si al mismo río.
Transcribo uno de los mejores pasajes del libro:
Un monje budista nos relata lo siguiente “Fui a un parque y vi unas cataratas enormes. La más alta mide unos 400 metros, y desde esta altura el agua cae como si fuera un telón arrojado desde la cima de la montaña. Contrariamente a lo que podría pensarse, no da la impresión de gran velocidad; parece que cayera muy lentamente debido a la distancia. Además, no cae en un único chorro, sino en muchos chorritos diminutos. Desde lejos parece un telón. Y a mi se me ocurrió que seguramente es una experiencia muy penosa para cada gotita bajar desde una montaña tan alta. Al agua le lleva tiempo, mucho tiempo, llegar a la base de la catarata.
Entonces me dije que nuestra vida puede ser como esto. Vivimos muchos momentos penosos en nuestra existencia, pero al mismo tiempo pensé que el agua del río originalmente no venia separada, sino que era un solo río. Solo cuando esta separada tiene dificultad para caer. Es como si el agua no sintiera [que esta separada] cuando forma un único río. Solo cuando se divide en muchas gotas puede comenzar a tener o expresar algún sentimiento separado.
Antes de nacer no teníamos esa clase sentimientos: éramos uno con el universo. Cuando el nacimiento nos separa de esa unidad, como el agua de la catarata se separa debido al viento y las piedras, comenzamos a tener esos sentimientos. Y estos nos crean dificultades. Nos apegamos al sentimiento sin saber de donde nace. Si nos damos cuenta que formamos un todo con el río o con el universo, sentimos miedo. Separa o no en gotitas el agua es agua. Nuestra vida y nuestra muerte son la misma cosa.
Cuando comprendemos esto, ya no le tenemos mas miedo a la muerte, y no hallamos dificultades en nuestra vida ya que sabemos que todas las gotitas de la catarata vuelven si o si al mismo río.